Mis doce líneas

EL HIJO DEL CÓNSUL (Santiago Posteguillo)

Todos los veranos me leo una de romanos de
Posteguillo, pero a ésta le tenía muchas ganas.

Todo empezó en Sagunto. Volví fascinada con
Aníbal, con la segunda guerra púnica y con la
importancia de nuestra costa de levante.

Pero me decidí en Tarragona donde la fachada
del museo de arqueología rezaba nada menos
que “Tarraco Scipionum Opus”.

Puedes leer muchos libros de historia pero solo
sabiendo cómo se sentían los protagonistas por
dentro se quedan para siempre contigo.

Siguiente parada: Roma. ¿Casualidad? No creo.

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