Mis doce líneas

Vidrio templado

Yo, que he vivido tantas vidas no tengo por qué
aguantar esto. Creo que estoy rompiendo esta
familia. Cada vez que me encienden se hace el
silencio y me miran maravillados, absortos. Casi
puedo sentir cómo se apagan sus cerebros. Ojalá
pudiera volver a ser ese matraz de laboratorio.
Aforado. Pasaba de mano en mano de esos
pequeños de mil amores. Fui más útil para
aquella otra familia siendo ventana: los abrigaba,
los iluminaba y podía asistir silencioso a su vida. 

Todos los días le ruego con vehemencia a la
gravedad que termine con esto y me rompa en
mil añicos de nuevo.

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Presentado en algún momento al Concurso
Relatos en Cadena organizado por la Cadena SER
y Escuela de Escritores

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